viernes, 1 de junio de 2012

Mañana y siempre

Le dije que paciencia. Porque hay que tenerla y porque nada por mucho que uno desee que llegue ya!, por mucha intensidad que uno le ponga, llega si no ha de llegar, si no toca, pues sabemos que no es camino de un día ni de un mes ni de un año. Es camino de todos los días y de siempre, camino de toda la vida, como el agua que discurre así de tan permanente en su movimiento, tan silenciosa e inabarcable en su interminable trabajo por horadar y fluir, tal era la prosa de mi admirado Torrente Ballester y otras prosodias de aquellos lares galleguiles, así que le dije que paciencia, porque hay que tenerla, y si no pasa nada, pues no pasa nada, pero siempre algo pasa, algo se mueve, algo se altera y saca las uñas y araña, como el gato cuando se le provoca (ahí está la bella Lola), y aunque no se le provoque las saca igual, solo hay que mirar atentamente la manera que tienen esos sabios animalitos de mirarnos y engrandecernos con sus pasos y sus felinos gestos, ya sea con el cuerpo, ya se con los ojos. Ahora he leído un libro de Charles Bukowski, que grande el borrachín, con sus dardos contra todo lo que le parecía demasiado obediente y rutinariamente ancapsulado, muerto, sin vida. Shakespeare nunca lo hizo, así se llama el libro. Se editó hace años en Anagrama pero ahora vuelve en Colección Compactos. Ahí queda. Y las fotos están muy bien. Abundan perlas de este tamaño, eso es para que se hagan una idea de lo que pasaba por la cabecita de ese genio de los bajos fondos no tan loco pero que algunos y algunas creían que lo estaba. "Desde luego, con los artistas es diferente: el artista deja tras de sí un pequeño perfume que algunos llaman inmortalidad, por supuesto, cuanto mejor es lo que hace más grande es el hedor que deja tras de sí: en color, en sonido, en letra impresa, en piedra y en otras formas. Pero esta inmortalidad es sólo un defecto de la vida: la gente se cuelga en el hedor, lo adoran. Esto no es un defecto del artista. El artista sabe que no pertenece a la inmortalidad más de lo que pertenece a la vida: Solo un intento, y basta, dejemos que el siguiente pruebe suerte". Traducen este libro (cuya primera edición data de junio de 1999, ha llovido algo pues sí) Laura Sanjuán y Jordi de Miguel. Y yo estoy contento de haber descubierto esta maravilla hace nada, hace poquito. Ya lo leí y comulgo con las ideas que defiende el hombre y el artista. Seamos pacientes, si algún pez a de picar cuando lanzamos el anzuelo, por mucho que que venga el agua revuelta, si el pez ha de dejarse tentar por el cebo, no hay corriente que lo detenga por turbia o impetuosa que venga. Recordemos: No es el artista. El arte no es su causa, es su motivo, su cauce para sentir que respira, su resistencia e insistencia para vivir y sentir que vive. Y los que quieran maniobrar en esa ceguera, pues allá ellos. No es asunto nuestro trabajarles la visión, para eso ya está la semilla venga como venga, como dice el artista, en color, en sonido, en otras formas.


Ubaldo R. Olivero


1 comentario:

  1. Así viene siendo, anclados por gusto a la silla, viajando sobre la página en un imaginario particular al que tal vez no llegue nunca nadie a visitarnos. Bueno, ¿y qué?

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